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Con iniciativa de la C.R.A, pescadores convertirán la taruya en eco-productos

En el marco de la afectación presentada en el embalse El Guájaro por el exceso de taruya acumulada en este cuerpo de agua, la Corporación Autónoma Regional del Atlántico –C.R.A., en cumplimiento del compromiso adquirido con los pescadores del corregimiento de Aguada de Pablo y La Peña, avanza en la implementación de un programa de limpieza y aprovechamiento de la taruya, con acciones que buscan garantizar soluciones sostenibles a mediano y largo plazo.

En diálogos sostenidos previamente entre la C.R.A y los pescadores de la zona, se había definido de manera conjunta que la prioridad es garantizar que los pescadores puedan realizar sus faenas de pesca, por lo que hoy se dio inicio desde hace una semana, a una labor conjunta para la limpieza de tres puertos en este importante cuerpo de agua y esto será enmarcado en un programa que beneficiará de manera sostenible a la comunidad a corto, mediano y largo plazo.

Para la Bióloga Ayari Rojano, existe una proyección de esta planta acuática, desde el punto de vista de mercados verdes, por lo que se promoverá un proceso de entrenamiento para la puesta en marcha de emprendimientos a partir de la utilización de la taruya; sin embargo, aclara que no es posible eliminarla definitivamente, sino “realizar un mantenimiento y controlar su proliferación, teniendo en cuenta la importancia que representa para el cuerpo de agua, al actuar como filtradora y sala cuna de muchas especies de peces”, aseguró.

El proceso consiste en jornadas teórico-prácticas que se desarrollarán con los pescadores para capacitarlos sobre aprovechamiento de la planta como una oportunidad y fuente de ingresos económicos, al identificar cinco usos que son el papel, el jabón orgánico, los suplementos alimenticios, las briquetas y las artesanías, lo que se convierte en potenciales para que ellos puedan tener algunos incentivos económicos.

Al conocer la nueva propuesta de la Corporación, Eusebio Cabrera, pescador de Aguada de Pablo, expresó tener grandes expectativas, al asegurar que “Aquí la afectación es un tema económico. La gente no puede salir a ejercer su actividad de pesca y como vivimos del día a día, si no pescamos, no hay recursos para alimentar a nuestras familias. Es una situación gravísima, pero afortunadamente nos escucharon y estamos aquí para buscarle solución a esta problemática que nos está afectando”, dijo.

Por otro lado, los pescadores manifiestan que este año los vientos no han acompañado las jornadas de faenas, ya que, en otros años, estos se llevan la planta y tarda más en llegar al otro lado y les permitía trabajar un poco más. Este año, la taruya no sale del puerto, dificultando el ingreso a pescar, y cuando se instala el manta por varios días también se comienza a descomponer el agua, afectando especies de peces como la Lisa y el Lebranche, de la cual subsisten la gran mayoría de las familias que residen en la zona aledaña al embalse. 

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