Por: Dolcey Torres.
Intentan imponernos la idea de que vivimos nuestro peor momento. La gran prensa, los gremios y la oposición repiten el cuentazo de la crisis como si fuera verdad absoluta. Pero los datos —esos que no admiten relatos acomodados— muestran otra cosa: la economía crece, el desempleo baja, la inflación está controlada y sectores estratégicos como el agro, la industria y el turismo avanzan como nunca antes.
Según el Fondo Monetario Internacional, nuestra economía creció 1,7% en 2024 y en 2025 avanza a un ritmo cercano al 2,5%. El primer semestre cerró con un crecimiento acumulado de 2,4%. Se trata de un desempeño superior al promedio regional, en una América Latina que apenas crecerá un 2%.
La inflación, que llegó a superar el 13% en 2022, cayó a 4,82% en junio de este año, muy por debajo del promedio regional. El desempleo, por su parte, se ubica en 8,6%, su nivel más bajo desde 2018. El agro se consolidó como la tercera actividad económica con mayor crecimiento en el país, con un acumulado hasta junio del 5,3%, sumado al aumento del 35,6% en exportaciones —la cifra más alta desde 1995— y al 3 % en el empleo rural, récord en seis años.
Y no es el único sector en auge. El turismo marcó un hito: en 2024 y lo corrido de 2025, sus ingresos superaron por primera vez a los del carbón y el café. Nuestra economía empieza a diversificarse, cumpliendo la promesa de reducir la dependencia de los combustibles fósiles. El turismo, además, se alinea con la agenda climática del Gobierno y genera empleo, inclusión y desarrollo territorial.
El propio FMI reconoce que Colombia tiene un sistema financiero resiliente, reservas internacionales sólidas y una balanza de pagos en mejor condición que en años recientes: el déficit en cuenta corriente se redujo al 1,7% del PIB.
Todo esto sin contar el impacto económico que tendrán reformas como la laboral y la pensional. Esta última, en su pilar solidario, tiene como meta reducir la pobreza extrema en 6,4 puntos para 2026, beneficiando a más de 3 millones de viejos y viejas en todo el país.Los retos, claro, siguen ahí.
Sobre todo en déficit fiscal y deuda pública, pero la economía muestra resiliencia y capacidad de recuperación, con una inversión fija proyectada en +5,1% en 2025 y +6% en 2026, según BBVA Research.No es un cuentazo: son datos.
Paradójico que mientras los gremios convierten sus foros en tarimas para abuchear al Gobierno, el presidente llena plazas y recibe ovaciones. El contraste es evidente: el pesimismo de ciertos dirigentes empresariales frente al optimismo de la gente común que siente los cambios en su vida diaria.Steven Pinker lo explica: solemos ver el presente peor de lo que es y el pasado mejor de lo que fue. Es un sesgo alimentado por titulares y política del miedo que nubla la realidad. Pero si miramos los datos y no la nostalgia, el país de hoy, con todos sus problemas, no es peor que el de ayer: es más justo, más consciente y con más posibilidades de cambio.
Ese sesgo se nota en el debate sobre seguridad. Pasamos de un gobierno que asesinó manifestantes y bombardeó niños, a uno que puso la paz en el centro. ¿Se han logrado todos los resultados? No, y ha habido errores. Pero decir que hoy estamos peor, o añorar la supuesta seguridad de antes, es un cuentazo: aquella tranquilidad se sostenía en el miedo y la violencia estatal.
La diferencia es clara: mientras el Gobierno habla de justicia social, inclusión y paz, la oposición se aferra al cuentazo de la crisis y al relato de mano dura. Lo cierto es que Colombia está cambiando, y lo hace en la dirección que prometió este gobierno: menos extractivismo, más empleo, inflación bajo control y un nuevo rol del turismo y el agro como motores de crecimiento.
Los indicadores políticos también lo confirman: la favorabilidad del Gobierno se mantiene alrededor del 40 %, y un porcentaje similar de electores manifiesta interés en participar en la consulta de las fuerzas de izquierda. Eso significa que, más allá de la oposición mediática, política y gremial, existe un deseo ciudadano de seguir en el camino del cambio.
Hay que desmontar el cuentazo: Colombia no está en su peor momento. Lo peor sería que los discursos del pasado vuelvan a marcar la agenda.
Para fortalecer la democracia necesitamos una oposición con ideas nuevas, no nostalgias. Y unos gremios con propuestas, no abucheos. Porque el cambio no se detiene con ruido, sino con alternativas reales.
Me sintonizo con la gente en la calle: vamos en la dirección correcta y avanzamos, por primera vez, de la mano con la sociedad toda, no contra una parte de ella.
Los datos no mienten: Colombia no está en crisis. El cuentazo sí.